¿Alguna vez has recurrido a la competencia en busca de inspiración? Si es así es muy probable que hayas estado haciendo benchmarking sin saberlo.
¿Benchmarking? Sí, otro palabro en inglés para la colección. Atiende.
La palabra Benchmarking proviene de benchmark, es decir, punto de referencia en inglés.
Este concepto tiene su origen en el mundo financiero, donde se utiliza el término benchmark para designar el punto de referencia que indicará si una inversión es rentable o no.
Por ejemplo, si utilizamos el Ibex-35 como benchmark de una inversión, consideraremos que es un éxito si supera la revalorización de este índice o si sus pérdidas son menores que la devaluación del mismo.
¿Y esto qué tiene que ver con el marketing y con mi estrategia digital?
Un poco de paciencia, que todavía no hemos terminado.
Si has prestado atención, te habrás dado cuenta de que el benchmarking se basa en la comparación. ¿Verdad?
Es decir, una inversión es buena o mala dependiendo si está por encima o por debajo de los resultados del benchmark o punto de referencia designado.
Pues en eso consiste el benchmarketing.
Si nos limitamos a aplaudir nuestros éxitos y a mirarnos el ombligo será difícil mejorar, de modo que, de vez en cuando, es necesario tomar referencias externas que nos ofrezcan nuevas perspectivas.
¿Lo pillas?
Espera, que te dejamos nuestra definición de benchmarketing, por si acaso:
“El benchmarketing es un proceso de análisis dentro del área del marketing empresarial donde se tienen en cuenta los errores y aciertos de otros procesos, empresas o modelos de negocio con el fin de extraer ideas para mejorar el propio.”
O, en otras palabras, el benchmarketing consiste en aplicar la experiencia de los demás para mejorar tus procesos y resultados.
Eso sí ¡Importante! No se trata de copiar, sino de mejorar lo existente y buscar nuevos caminos que te permitan diferenciarte de la competencia.
Según el valor que establezcamos como punto de referencia hablaremos de un tipo de benchmarking o de otro. Además, según los objetivos que queramos mejorar en nuestra estrategia de marketing, aplicaremos un tipo de benchmarking u otro.
No siempre hay que poner la mirada en la competencia. En ocasiones, tenemos grandes casos de éxito en nuestra propia casa y eso también es motivo de análisis.
Por ejemplo, cuando una gran empresa tiene una sucursal que funciona de maravilla es recomendable analizarla para poder modelar los procesos y técnicas que les lleva a esos resultados y poder así replicarlos en el resto de sucursales.
Cuando traspasamos los muros de nuestra empresa para fijarnos en los resultados de la competencia, pasamos a hablar de benchmarking competitivo.
Por ejemplo, si una empresa quiere mejorar el tráfico de su web, puede realizar un keyword research, es decir, un análisis sobre las palabras clave por las que está posicionada su competencia para reforzar las más competidas o apostar por las que no están siendo atacadas.
Hay ocasiones en las que es posible que nos interese una visión más global sobre un proceso específico. En estos casos haremos uso del benchmarking genérico.
Por ejemplo, si quieres abrir un restaurante de cocina española en China, puedes fijarte en el horario de apertura de otro tipo de restaurantes para implementar el tuyo. Te darán una visión bastante acertada de las costumbres locales y de la demanda de tu audiencia.
Este tipo de benchmarking consiste en tener la vista puesta en empresas de otros países para ser capaces de detectar las modas o tendencias antes que tu competencia directa.
En el caso de la moda, sin ir más lejos, es muy evidente. Por eso toda la industria sigue de cerca lo que ocurre en las grandes pasarelas de Milán, París, Londres o Nueva York.
Pero no todo acaba aquí, seguro que podemos encontrar buenos ejemplos de comunicación, de logística o de cualquier otro proceso que compartan diferentes industrias en empresas de otros sectores ¿verdad?
Y ¿por qué no tenerlos en cuenta? El benchmarking funcional es aquel que permite adaptar a una industria ideas innovadoras de otros sectores o tipos de negocio.
En definitiva, vivimos en un momento en el que el comportamiento y las preferencias de los consumidores cambian a un ritmo trepidante y, si nos centramos en el mundo digital, esa velocidad se acentúa. De ahí la necesidad de llevar a cabo prácticas como el benchmarking para estar al día de lo que se cuece en tu sector y en el mundo.
No hay que olvidar que gracias a él es posible detectar oportunidades y áreas de mejora, pero también la manera de diferenciarnos de la competencia.
¿Quieres conocer una empresa de marketing diferente?