¿Sabes qué pasa cuando alguien llega a tu perfil de LinkedIn y se lo encuentra sin pulir? Que pasa de largo.
Pero si lo trabajas bien, la historia cambia…
Y tu perfil se convierte en la punta de la lanza de tu estrategia de Social Selling.
Tu perfil de LinkedIn no es un álbum de cromos en el que albergar una montaña de 5 000 contactos y pasarte de vez en cuando a deleitarte con el numerito de marras.
Es una herramienta de ventas potentísima, ya sea para vender productos o servicios, o para venderte a ti mismo.
Tienes que conseguir que todos los que pasen por allí piensen que merece la pena quedarse. Y eso, no puedes dejarlo al azar…
Así que, vamos al turrón.
LinkedIn no es Tinder. Aquí, el primer mensaje que envías es tu perfil y no hay filtros que lo camuflen. Y si ese mensaje se queda cojo, nunca entras en el juego.
Así que, lo primero que tienes que tener claro es lo que buscan (con lupa) todos esos potenciales clientes que pueden encontrarte en LinkedIn.
Tres cositas:
Si solo encuentran contenido vacío, tu perfil les dice: “a otra cosa mariposa”.
Y eso no te conviene. Porque según análisis recientes, el 40 % de los profesionales B2B considera LinkedIn como el canal más efectivo para generar leads de calidad, y puede llegar a generar el 80 % de todas las oportunidades B2B en redes sociales.
Los números hablan por sí solos… Un perfil pensado para atraer clientes es una necesidad estratégica dentro de tu ecosistema de ventas.
Ahora sí, entramos en el meollo del tema. Cada sección tiene una misión, no están para hacer bulto. Así que, vamos por partes:
Foto y portada: la impresión sí cuenta
Titular que comunica con precisión
No basta con tu cargo. Usa este espacio para comunicar a quién ayudas y cómo lo haces. Busca un titular que integre tu especialización y tu valor diferencial.
Extracto: la oportunidad de conectar
Aquí no vendes; compartes:
Tip extra: usa anécdotas o preguntas para que el lector piense: “yo necesito esto”.
Experiencia: muestra impacto, no tareas
Así construyes autoridad real, no percepciones vacías.
Recomendaciones y aptitudes de valor
Esto amplifica tu credibilidad y tu perfil pisa más fuerte.
¿Lo tienes todo? Pues seguimos, que hay más…
No dejes nada a la suerte en lo relativo a tu perfil. Nada. Todo tiene que estar pensado… hasta el detalle más ínfimo (que puede que a ti te parezca ridículo, pero que sea de suma importancia para los que visitan tu perfil de LinkedIn).
Hazlo bien desde el minuto uno:
Si completas este decálogo (bien), tu perfil pasará de ser uno más a convertirse en una máquina de ventas 24/7, créenos.
Es importantísimo que no concibas tu perfil de LinkedIn como algo aislado. Tiene que formar parte de algo mucho más grande enfocado a la generación de demanda y a la venta. Mira:
Tu perfil de LinkedIn como puerta de entrada al funnel
Tienes que conseguir captar atención, transmitir valor y dirigir al siguiente paso. Por ejemplo:
Integración con contenido y mensajes
Perfil personal vs perfil corporativo
Tienes que trabajar a fondo tu perfil personal porque es mucho más potente que el corporativo… ¿Por qué?
Y todo eso se traduce en conexiones reales, interacciones auténticas y oportunidades que nunca se dejarían caer por un perfil corporativo.
Puede que estés a una sola línea de arruinar tu perfil. Y no lo sabes.
La mayoría de los usuarios de LinkedIn cometen los mismos fallos una y otra vez, sin darse cuenta de que esos errores están filtrando sus oportunidades antes de que lleguen a abrir conversación.
Aquí van los más comunes, con bisturí en mano y solución directa:
Titulares vacíos o demasiado genéricos
“CEO”, “Consultor”, “Marketing Manager”…
No dicen nada. No posicionan. No conectan. Y lo peor: no explican cómo puedes ayudar a quien te lee.
Cómo evitarlo: utiliza tu titular para comunicar tu propuesta de valor.
Así dejarás claro tu enfoque, tu cliente ideal y tu servicio. Así sí.
Extractos que parecen la “About Us” de la web corporativa
Demasiado institucionales. Llenos de frases vacías como “pasión por los retos” u “orientado a resultados”. Y, muchas veces, en tercera persona.
¿El resultado? El lector siente que está leyendo el folleto de una feria.
Cómo evitarlo: escribe tu extracto como si hablaras con un cliente al otro lado. Explica:
Y termina con una llamada a la acción. Deja claro que quieres que hagan los que han llegado hasta ahí.
Fotos que no transmiten confianza
Fotos pixeladas. Selfies. Recortes de boda. O el clásico “sin foto”. En LinkedIn, la confianza visual importa (y mucho). Un perfil sin foto tiene hasta 14 veces menos visitas.
Cómo evitarlo: elige una foto nítida, profesional pero cercana. Fondo neutro o entorno laboral, mirada directa, sonrisa moderada. No es Instagram, pero tampoco una ficha de policía.
Y no te olvides del banner: ese espacio también comunica. Usa una imagen que refuerce tu branding o tu mensaje principal.
Experiencia profesional redactada como un CV clásico
Muchos copian y pegan lo que tienen en su currículum. Funciones genéricas, sin foco en resultados ni contexto. ¿Quién quiere leer eso?
Cómo evitarlo: cuenta tu experiencia como una mini historia de impacto. Usa el formato reto- solución- resultado. Y si puedes añadir métricas, mejor que mejor:
“Rediseñé la estrategia de contenidos de una consultora industrial y conseguí un aumento del 55 % en leads cualificados en solo tres meses”.
Eso engancha. Eso posiciona.
Perfil sin llamadas a la acción ni enlaces relevantes
Puedes tener un perfil impecable, pero si no das el siguiente paso… te quedas a medias. Muchos perfiles no incluyen ni una web, ni un email, ni una forma de contacto directa. Ni siquiera un recurso descargable o contenido útil.
Cómo evitarlo: pon enlaces estratégicos en el apartado de destacados. Por ejemplo:
Todo lo que facilite que quien se interesa por ti pueda pasar a la acción.
Sin recomendaciones ni validaciones reales
Las recomendaciones son prueba social. Y las validaciones de aptitudes, si están bien gestionadas, refuerzan tu autoridad. Pero muchos perfiles no tienen ni una. O, peor, tienen 40 skills vacías y desordenadas que no aportan valor.
Cómo solucionarlo: pide recomendaciones a clientes y colegas que conozcan tu trabajo. Y prioriza 6–8 aptitudes estratégicas (las que de verdad definen tu especialización). No necesitas parecer bueno en todo, sino experto en lo tuyo.
Configuración de privacidad mal optimizada
¿De qué sirve tener un perfil perfecto si no pueden encontrarte? Muchos perfiles están mal configurados: no permiten ver tu email, no aparecen en las búsquedas o limitan la visibilidad a conexiones.
Cómo evitarlo: revisa la configuración y asegúrate de que:
Haz que encontrarte y escribirte sea lo más simple del mundo.
Estos errores matan el primer impacto. Pero si los corriges, das un salto enorme en percepción.
¿Has caído en alguno de ellos? No pasa nada.
Lo bueno de LinkedIn es que todo se puede corregir. Pero, recuerda, si quieres que tu perfil funcione sin fisuras, no basta con estar. Hay que estar bien.
Y si quieres revisar el tuyo con lupa y que lo pongamos a funcionar al 100%… ya sabes dónde encontrarnos.